Imagino playa. Ese olor tan
particular de la nafta brasilera mezclado con el aroma a mar, y vos ahí sentado,
en el cordón de la avenida, mirándome a través de esos lentes oscuros que te
compraste ayer. Imagino el descanso absoluto, el sonido de alguna de tus
canciones y el canto del mar que entra por la ventana. En ningún lado seré más
feliz que en Brasil. Y vos. Que casualmente estás ahí.
No quiero engañarme y empezar a
pensar lo que había decidido dejar del otro lado. Es lo que es y no sé si será,
nadie lo sabe.
Quiero sentirme todos los días
así. Todos los días de mi vida. Ver los colores en ese dibujo que nunca tuvo
color. Brillantes pero escondidos.
Quiero seguir imaginando la nada
misma, los sueños que algún día soñaré, los viajes, de éstos y de los otros.
Quiero caer en un profundo sueño, respirando tu aliento, mirando tus ojos
cerrados, deseándote siempre y leyendo tus caricias.
Es eso exactamente lo que quiero.