Ah,
cómo me gustaría tener una varita mágica. ¿Existen las varitas
mágicas? Quiero no cortarme el mismo dedo cada vez que deshueso un
pollo. Y de paso, que no me quede olor a pollo crudo en las manos.
Quiero que el lavarropas no se trague algunas de mis medias, pero
sobre todo, que me devuelva la roja, mi preferida. Quiero no tener
que achicar cada puto pantalón que me compre, aunque si de desear se
trata, quisiera no tener las caderas tan angostas. Quiero no tener
que secar el piso del baño cada vez que salgo de la ducha. Quiero
que de vez en cuando, mis ojos se conviertan en una cámara de fotos
y poder captar tantos momentos interesantes de los que soy testigo
cuando voy caminando por ahí. Quiero no tener celular, o al menos,
que nadie me llame. Quiero que la voz de mi vecina, la pesada del 9º
C,
no taladre mis oídos cada vez que habla; quisiera que no se queje
tanto y que no diga pelotudeces. O mejor, quiero que sea muda. Quiero
que, cada vez que me voy a dormir, una voz, la de quien sea (menos la
de mi vecina, la del 9º C)
me cuente un cuento. Quiero que no existan las distancias. Quiero que
no se me rompan todos y cada uno de los auriculares que me compro.
Quiero que las plantitas de mi ventana sean hembras, y que perfumen
mi casa día y noche. Quiero que las personas dejen de pensar que
necesito una pareja, y me quieran enganchar con cuanto boludo se
cruce por enfrente. Quiero que me dejen de salir granos, ya me siento
un poco vieja para eso. Quiero que cada vez que saludo al portero con
un “Hola Ramón, buen día”, no me conteste con un “chau”.
Quiero que siempre haya un asiento libre para mí en el colectivo,
pero no cualquier asiento. Yo quiero el asiento del fondo, el que
está junto a la ventanilla, del lado contrario a la puerta. Quiero
que fumar no me quite años de vida. Quiero dejar de temerle a la
muerte. Quiero que vuelvan a mis manos los 16 discos que perdí hace
algunos años. Quiero no estar platónicamente enamorada de mi mejor
amigo. Ah, cómo me gustaría poder hacer una lista interminable de
cosas que quiero, y quiero imaginar mi vida si todo eso se cumpliera.
A quien esté ahí arriba, o por acá abajo, a quien escuche mis
plegarias, tengo algo para pedirte.