lunes, 29 de septiembre de 2014

Algo para pedirte

Ah, cómo me gustaría tener una varita mágica. ¿Existen las varitas mágicas? Quiero no cortarme el mismo dedo cada vez que deshueso un pollo. Y de paso, que no me quede olor a pollo crudo en las manos. Quiero que el lavarropas no se trague algunas de mis medias, pero sobre todo, que me devuelva la roja, mi preferida. Quiero no tener que achicar cada puto pantalón que me compre, aunque si de desear se trata, quisiera no tener las caderas tan angostas. Quiero no tener que secar el piso del baño cada vez que salgo de la ducha. Quiero que de vez en cuando, mis ojos se conviertan en una cámara de fotos y poder captar tantos momentos interesantes de los que soy testigo cuando voy caminando por ahí. Quiero no tener celular, o al menos, que nadie me llame. Quiero que la voz de mi vecina, la pesada del 9º C, no taladre mis oídos cada vez que habla; quisiera que no se queje tanto y que no diga pelotudeces. O mejor, quiero que sea muda. Quiero que, cada vez que me voy a dormir, una voz, la de quien sea (menos la de mi vecina, la del 9º C) me cuente un cuento. Quiero que no existan las distancias. Quiero que no se me rompan todos y cada uno de los auriculares que me compro. Quiero que las plantitas de mi ventana sean hembras, y que perfumen mi casa día y noche. Quiero que las personas dejen de pensar que necesito una pareja, y me quieran enganchar con cuanto boludo se cruce por enfrente. Quiero que me dejen de salir granos, ya me siento un poco vieja para eso. Quiero que cada vez que saludo al portero con un “Hola Ramón, buen día”, no me conteste con un “chau”. Quiero que siempre haya un asiento libre para mí en el colectivo, pero no cualquier asiento. Yo quiero el asiento del fondo, el que está junto a la ventanilla, del lado contrario a la puerta. Quiero que fumar no me quite años de vida. Quiero dejar de temerle a la muerte. Quiero que vuelvan a mis manos los 16 discos que perdí hace algunos años. Quiero no estar platónicamente enamorada de mi mejor amigo. Ah, cómo me gustaría poder hacer una lista interminable de cosas que quiero, y quiero imaginar mi vida si todo eso se cumpliera. A quien esté ahí arriba, o por acá abajo, a quien escuche mis plegarias, tengo algo para pedirte.