miércoles, 19 de octubre de 2011

Sin título VIII


Se burla el tiempo en nuestras caras y se ríen de nosotros las distancias. Falta poco para que llegue el día; la noche, mientras, deja con cada una de las estrellas un pensamiento descansando en la laguna. Se me agota la voz de tanto gritar al viento pero no es en vano. Él escucha.

Algún domingo


Presencia de mil almas en la calle y ausencia de mil besos en el alma. La taza vacía hace un par de horas y llena la mochila de preguntas. Afuera merma el frío y se confunden los ojos. Fijos, miran el antes. Qué lindo era el antes, piensa. Pero lo sabe ahora que ya pasó. En el historial de la memoria, los ayeres se ven felices, en su mayoría; casi fáciles. Los días por estos lados no se ven prometedores, pero intenta una y otra vez que parezcan, al menos, vivibles. Y si vivible no es una palabra, inventemos alguna que quiera decir exactamente eso que siente de a ratos.