martes, 25 de junio de 2013

No querés ser mariposa

Érase una vez un objeto volador no identificado que de a ratos pensaba que era un objeto volador identificado y que se hallaba deambulando por los cielos, pero cerquita. No le copaba desafiar a la gravedad en la lejanía del cosmos.
Todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas. y cargar con extraterrestres en su interior por momentos lo aburría. 
-Tendría que haber nacido mariposa,- se repetía cada vez que intentaba sobrevolar una pradera colmada de flores. -a las personas les gustan las mariposas, no los objetos voladores no identificados.
-¿Y por qué querés ser mariposa?- le preguntó una mariposa. -La mayor parte de nuestras vidas somos unos gusanos repugnantes, y cuando por fin alcanzamos un grado de belleza digno de ser visto por estos objetos no voladores sí identificados que algunos llaman personas, no disponemos del tiempo suficiente para sacarle provecho. No tenemos manos, no tenemos sueños, sólo tenemos estas alas poco masculinas que no nos permiten volar más allá de aquella flor. Sin mencionar lo poco masculinas que son las flores. El resto de los insectos no nos toma en serio. Creeme, no querés ser mariposa.
Y fue entonces cuando este objeto, mejor conocido como OVNI, prefirió mantenerse no identificado y aceptar su condición, en lugar de anhelar por siempre jamás ser un bicho de poca duración identificado por los demás como poco masculino.

En después

Que matar no sea una acción, jamás.
Que los ayeres se conviertan en después.
Mercedes fuma soledad,
es la misma soledad de la tormenta  mental.
Y piensa: nadie es alguien sino lo extraño que habita en el lavadero.

“Que los ayeres se conviertan en después”,
Llega otro raro a rezar
Y canta a gritos su verdad
“que los ayeres se conviertan en después,
Y basta de soñar con ser perfectos.”
Todo  demente puede llorar.

Que el camino aparezca cuando más oscuro está,
Alguien puede estar escuchando lo que pensás.

Que los ayeres se conviertan en jamás.

martes, 19 de marzo de 2013

Todos los días así



Imagino playa. Ese olor tan particular de la nafta brasilera mezclado con el aroma a mar, y vos ahí sentado, en el cordón de la avenida, mirándome a través de esos lentes oscuros que te compraste ayer. Imagino el descanso absoluto, el sonido de alguna de tus canciones y el canto del mar que entra por la ventana. En ningún lado seré más feliz que en Brasil. Y vos. Que casualmente estás ahí.
No quiero engañarme y empezar a pensar lo que había decidido dejar del otro lado. Es lo que es y no sé si será, nadie lo sabe.
Quiero sentirme todos los días así. Todos los días de mi vida. Ver los colores en ese dibujo que nunca tuvo color. Brillantes pero escondidos.
Quiero seguir imaginando la nada misma, los sueños que algún día soñaré, los viajes, de éstos y de los otros. Quiero caer en un profundo sueño, respirando tu aliento, mirando tus ojos cerrados, deseándote siempre y leyendo tus caricias.
Es eso exactamente lo que quiero.