Que matar no sea una acción, jamás.
Que los ayeres se conviertan en después.
Mercedes fuma soledad,
es la misma soledad de la tormenta mental.
Y piensa: nadie es alguien sino lo extraño que habita en el
lavadero.
“Que los ayeres se conviertan en después”,
Llega otro raro a rezar
Y canta a gritos su verdad
“que los ayeres se conviertan en después,
Y basta de soñar con ser perfectos.”
Todo demente puede
llorar.
Que el camino aparezca cuando más oscuro está,
Alguien puede estar escuchando lo que pensás.
Que los ayeres se conviertan en jamás.
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