miércoles, 18 de marzo de 2015

NN

Y no me reí hoy.

Si alguien puede enseñarme a hacerlo,

no se equivocaría.

Si alguien puede ser una pileta de músicas

yo lo miraré un ratito.

Tuve que hacer un roadtrip:

el yopará de un viernes, me convidan puchos, me traen a vos;

algo sumamente gracioso, cagarse de risa;

se revuelve el vientre a partir de extraños.

Pero cómo carajo les explicás sutilmente que anoche,

entre sueños,

un crimen, un robo, un asalto, un adulterio con homicidio

en la misma noche, con un pastel de viejas promesas.

Y los siglos.

¿Qué más puede llegar a perdonar

tu cabeza?

No nos mueran chicas pobres,

no nos veremos hasta nuevo aviso.

Tengo ganas de volver a creer en vos.

De nuevo un crimen, un robo, un asalto, un día como hoy pero del barrio

sería la muerte de gente que sigue viva en Buenos Aires.

Parece estar siempre nublado.

¿Y qué será una señal?

Será una casa hecha de los ojos.

Eran tiempos duros,

pero ya no están.

Ya no estás.

Tu intención es un sube y baja de emociones:

si vos ganás, menos niñas muertas.

El bajón demora en esta casa sin gloria,

al fin nos veremos

el día que todas las baldosas flojas reciban un merecido castigo.

Anoche, entre las personas que no puedo distinguir,

estaba pensando por enésima vez.

Es como leer un mal libro,

un crimen, un robo, un cartel de stop.

Si dos individuos están siempre...

Y no me contuve de pensar.


Vos te estabas oxidando, y yo estaba meditando en ese momento.

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