domingo, 28 de junio de 2015

1440

Todo azul, negro.
Y amarillo, a veces.
A veces, gris.
A veces no me quiero despertar
a veces no me quiero dormir.
Alguien apaga las luces
y no hay más obscuridad.
Ya es mañana.

*

Despertate.
No.
Que se despierten los que someten a su cuerpo a un sueño con forma de reloj.
Que las mañanas están hechas para ellos.
Que se despierten los que tienen ganas.
A mí no me jodas.

*

Calor. Porque acá, al medio día, hace calor.
Olor. Porque acá, al medio día, hay olor a almuerzo.
Migas. Porque acá, al medio día, la parte de abajo de la mesa se llena de migas de pan, porque acá, al medio día, se come pan antes de la comida y se toma soda con terma y hielo, o solo soda, que siempre hay, porque el medio día es el momento en que llega el sodero y se lleva los desvencijados sifones vacíos y deja a cambio relucientes sifones listos para salpicar con el primero chorro que nunca es despacito aunque lo aprietes despacito. Y el primer trago de soda que te hace salir un poquito de gas por la nariz y hace picar un poquito pero también es lindo. Y el calor y el olor a comida y el pan de Galarza y la soda que salpica la cara y pica la nariz y hasta que no estén todos los componentes presentes, la hora del medio día no llega. Porque no.

*

Hay sábanas. Hay calor o frío. No importa. Hay vos. Hay humo y hay dormir o no dormir. Hay, a veces, tereré. Hay café, sino. Hay ese aire raro de siesta. Silencioso. Quieto. No hables. El secreto es cerrar los ojos.

*

Una tarde ventosa y lluviosa se le dio vuelta su paraguas favorito.
Una tarde salió de su casa sin encendedor.
Una tarde se puso la bombacha más incómoda que tenía, y se preguntó durante el resto del día por qué la seguía teniendo.
Una tarde en el bondi un chabón le tosió en la cara.
Una tarde alguien que le cae mal dijo que la tarde es el mejor momento del día. Ella decidió nombrarlo el peor momento del día.
Después se olvidó.

*

Sería ideal que antes de acostarme a dormir, comience a sonar como por arte de magia el ruido de un ventilador o aire acondicionado, pero que no me tire viento porque al otro día se me chorrean los mocos y tengo la voz muy muy parecida al bien recordado Alfio Basile.
Estaría bueno también que siempre esté al lado mío tu espaldita para rascar hasta quedarme dormida y te quedes dormido.
Estaría bueno que la noche dure más, que cada tanto durante el día se dé ese momento cuando todo comienza a oscurecerse, las luces de la ciudad se encienden y las caras se van apagando, y el paisaje se va quedando así.

Todo azul, negro. 

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