miércoles, 13 de abril de 2011

Autorretrato

No debería juzgar; no debe. No lo hace. Analiza situaciones con extremo cuidado y se enfoca en las posibles variables. Pero no lo entiende así; al menos, no del todo. A veces cree saberlo y otras veces siente que está perdida. A decir verdad, es totalmente consciente de dónde está parada, de cuán pedregoso es el terreno, de lo divertido que se hace el recorrido cuando el sol nace y de lo sola que se siente cuando bosteza la luna. Se abstrae, se observa desde arriba y vuelve a no juzgarse. Intenta excusar algunos de sus actos con el acostumbrado ‘yo soy así’. No se cree, o no cree a su yo de abajo, porque se mira como desde un satélite, a veces natural, a veces de los otros, y no cree reconocerse desde tan lejos. No es así. Quiere ser así y no puede, o no quiere ser así y tampoco puede. Sus incongruencias le causan sonrisas casi disimuladas, le divierten; aunque en los momentos en que la oscuridad abunda y las cosas son distintas, deja de reírse de sí misma y comienza a pensar en frío. En el frío de algunos, en sus propios tropiezos. Se deja caer, se deja levantar. Nunca por sí misma, siempre por el viento.

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