miércoles, 13 de abril de 2011

Sin título III

Los asistentes del médico guardaron silencio durante la operación, y por la mañana circuló la noticia sobre el secuestro. Apareció en la mirada del científico un destello de malicia.
Los fuegos artificiales estallaron a la hora exacta. La familia de mis primos no asistió al funeral.
Sara nunca había visto semejante eclipse.
-El lunes cocinamos comida tailandesa- dijo. Y Maribel y Elvira contaron la historia detalladamente.
-Ahora tú tendrás que aclarar las dudas, pues a Sonia le repugnan los reptiles.
Miguel buscaba mejores condiciones vida y andaba diciendo cosas raras. Acababa de decidir su futuro.
-La gente ha renunciado a sus deseos y preferencias. Yo vivo intensamente- aclaró el enfermo; no le gustaba la vigilacia del internado. -El lunes todos sabrán mi nombre.
De pronto, Pablo se calló.
-Él es el doctor. Algunos detalles son caóticos- le dijo una voz desconocida.
Su rostro estaba triste. Eva permaneció quieta y Julio caminaba distraído. Las empleadas llegaron preocupadas, no entendían el plan. Sin embargo, los colegas llegaron encantados.
Homero y Antonia se miraban en silencio, y muchos se mostraban escépticos. La sorpresa y la inquietud se apoderaron de todos.
-Ahora nuestras preocupaciones son otras- dijeron las empleadas.
El Jefe de Policía no pidió ninguna explicación por el maltrato, y ellas se sentían indignadas por el agravio sufrido.
El enfermo abandonó su rutina alimentaria, y todos ya habían asumido su destino trágico con entereza. El Jefe nunca leía el periódico, y con furia arrojó los papeles al cesto de basura. La noticia no los había dejado satisfechos.
-Nos han olvidado; nos arrojaron al abismo- dijo el enfermo, mientras el doctor negaba todo.
Los compadecieron por su mala suerte, pero la canción y el olor a eucalipto no los reconfortó.
Fernando tenía una herida en su mano izquierda y trajo en seguida una botella de jerez. Los días desafortunados habían asfixiado sus ilusiones. El Cónsul lanzó una mirada nerviosa por encima de su hombro.
-No le cuentes nada a Raquel, no explicaremos el problema- pidió. -Te deseamos buena suerte.
El abogado llegó con malas noticias para los prisioneros. Carmela pidió las copias para Rocío.
Les ofrecieron una taza de chocolate y les dieron una esperanza.
-La feria proporcionará beneficios para nosotros- dijo con entusiasmo. -Organicé un homenaje para los internos. El próximo lunes empezarán las festividades.
Exigió silencio a quienes estaban cerca y les repartieron uniformes.
El evento había sido todo un éxito, pero la bomba no tardó en explotar.
Anselmo presentó sus condolencias a los dolientes.
-Mañana aparecerán sus nombres en los periódicos.
Durante un mes, las investigadoras presentaron su resultado a la junta directiva. El público creyó todas sus palabras, pero los lectores reprocharon al autor del libro su actitud pesimista.
La tarde les transmitió un extraño sentimiento de melancolía... y los habitantes del pueblo aún recordaban el rumor de sus pasos.
Cuando despertó, la película ya había terminado.






(Estaba revisando unos libro de Lengua y Gramática Española, y en la parte de ejercicios encontré muchísimas oraciones esperando para ser analizadas. Las ordené a mi gusto y salió este texto, obviamente agregando nexos y conectores, y modificando mínimamente algunas cosas. Es un buen ejercicio para aquellos que a veces no se sienten inspirados a la hora de escribir. Lo recomiendo.)

1 comentario:

  1. me encantó el cuento... me la re bajaste con la aclaración, sacala ya! el cuento es hermoso y punto.
    jaja

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